martes, 18 de septiembre de 2007

Reflexiones a los 25

Hace años que decidí que no quería ser más la típica gordita de clase. Hace años que decidí dominar las sensaciones que mi estómago lanzaba. Y lo conseguí.
Luego vino la desidia. Vino la ansiedad. vino el descubrimiento de que todo lo que entra puede volver a salir rapidamente.

Nunca nadie supo nada de mi. El autodominio y el aislamiento de la vida social. Las mentiras y las excusas eran sacrificio y premio.

Nunca me sentí bella, nunca sentí mi cuerpo como bello... nunca hasta que ahora miro las fotos del pasado y me echo de menos.

La imagen que el espejo devuelve me produce nauseas, las mismas que yo me autoinduzco al introducir los dedos en mi garganta. La cifra que la báscula me muestra con sorna cada mañana es dolorosa para mis ojos.

Una tortura a la que me someto voluntariamente (la imagen del espejo, los numeros de la báscula) por ser incapaz de dominar mi estómago.

Soy libre, nadie controla lo que como. Yo soy la dueña de lo que entra y lo que sale. Soy más libre que nunca y no puedo dominarlo.

Soy mujer, tengo 25 años, mido 1,62 y peso 52 kg. Peso más que nunca en mi vida y hace 7 años que combino épocas de controlar las calorias hasta la mínima, con épocas de descontrol y vomiteras.

Me gustaría cerrar los ojos y soñar, pero hace mucho que no recuerdo mis sueños

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